8 de septiembre de 2011

Para que le quede claro a todo el mundo, el nuevo apartado 3 del artículo 135 significa lo siguiente:

Si el Estado recauda 100, y el pago de la deuda se lleva 60, quedarán 40 para el resto de partidas, aunque esto signifique que haya que cerrar la mitad de hospitales, dejar de pagar las medicinas a los enfermos, condenar a la precariedad o a la desaparición a colegios, institutos y universidades públicas, reducir los salarios de los funcionarios o no pagar las pensiones. Es así de sencillo. En lugar de aplazar el pago de la deuda, se refugiarán en la Carta Magna para justificar lo injustificable: que el dinero para los bancos y las grandes fortunas está por encima de las necesidades de la población. Y esto será así en cualquier caso. Sin excepciones. Cuando el porcentaje llegue a 90/10, la ciudadanía deberá conformarse con ese 10%. Y en el caso de que los pagos pendientes superen el presupuesto (un escenario en absoluto descabellado, dado que el círculo se alimenta a sí mismo), ya sabemos lo que nos tocará: ajo y agua. O eso, o rebelarnos contra la legitimidad de las Instituciones que nos han lanzado al abismo, con todo lo que ello conlleva: disturbios y enfrentamientos violentos que justificarán más recortes de derechos y estados de excepción permanentes. ¿Lo vamos a permitir?

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